Evolucionar Estratégicamente … o Desaparecer.

Seguimos con los animales y su relación con el Management, primero fue la Vaca y como quitarse ataduras que no nos dejan crecer, después vino el Burro mostrándonos como transformar los problemas en oportunidades y después el Águila y la situación del contexto como condicionante a superar. Ahora llega la hora de la Tortuga y el Pez mostrándonos la importancia de la evolución.

Había una vez, una asamblea convocada por la tortuga de mar. Aunque el nivel de las aguas en el mar era suficiente, había descendido en los últimos años y eso inquietó a la tortuga. Por eso mandó llamar a la comunidad de animales de la vecindad para trasladar sus conclusiones:

“Amigos, imagino que habrán visto que cada vez hay menos agua. Sé que aún no parece nada serio, pero he visto este mismo proceso con anterioridad en otras zonas de la Tierra y me imagino que se aproximan siglos de dura sequía. Los he convocado porque afortunadamente todavía nos queda mucho tiempo y podremos superar esto sin problemas si empezamos a actuar desde hoy. Para que sobrevivan nuestras especies, tenemos que evolucionar. Cada día, estaremos unos minutos fuera del agua; el que no pueda, que empiece por unos segundos y, poco a poco, que vaya ampliando. Debemos hacerlo una y otra vez y enseñarlo a las generaciones venideras para que cada especie evolucione con el tiempo y así lograr que todos podamos mantenernos en un entorno sin marismas. Debemos también cambiar nuestros hábitos de alimentación y cada día ir comiendo algo que no esté en el agua, hasta que acostumbremos a nuestro cuerpo a digerir plantas del exterior”.

No sin ciertos temores, todos empezaron con el largo y concienzudo plan de acción. En unas decenas de generaciones, lograrían respirar fuera del agua, alimentarse con comida que crece en la tierra y hasta podrían moverse fuera del ámbito acuoso.

Todos menos el barbilla, uno de los peces históricos de las marismas, que se negó a participar en este proceso. Convencido de la exageración de la tortuga, el barbilla no hizo caso. Veía descender las aguas, pero mantenía la visión de que algunas lluvias arreglarían a tiempo el problema. Al cabo del tiempo, el barbilla agonizaba, delgado, sin poder moverse y lloraba su desgracias.

Justo entonces pasó la tortuga a su lado y le dijo: “Tuviste la misma oportunidad que los demás. En este mundo de cambios constantes evolucionar no es una opción, es una obligación para sobrevivir. Hace mucho, mucho tiempo, yo era un pez estúpido como tú y también me llegó la oportunidad de evolucionar. Aunque me presté a ello, no lo tomé en serio y es por eso que soy así de torpe sobre tierra; me temo que jamás llegaré a volar y apenas me desenvuelvo con soltura bajo el agua. Durante años eché la culpa a la mala suerte y ahora ya he aprendido que soy yo el único responsable, pues cuando la realidad me mandaba sus señales me empeñé en no hacer caso, en no cambiar nada en mí y casi me quedo fuera de este nuevo mundo.”

Pez_Bagre_muerto

La tortuga se marchó y el barbilla murió en el barro. El barro de los que no quieren cambiar; el lodo de los mediocres que, embriagados por la abundancia de hoy, no saben ver la necesidad de cambio, de evolución, para seguir existiendo mañana.

Evolucionar estratégicamente… o desaparecer

Igual que el pez, hay en las organizaciones muchos directores y gerentes que, aun viendo las nuevas exigencias y tendencias que habrá que afrontar en el futuro inmediato-no asumen la evolución como necesidad profesional inminente. Son los que esperan pasivos que, al final, una lluvia milagrosa acabe por volver a poner las cosas como antes. No entienden que en el entorno competitivo actual- nunca nada es como siempre, pues las empresas -por fuertes o competentes que sean hoy pasarán a engrosar la lista de los extinguidos por quedar desfasados de su mundo. (Gracias al Club T.C.)

Carlos Cagna Vallino

 

 

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