El Remisero Fredy.
Hace unos meses me encontraba en Buenos Aires con mi esposa, a punto de subirme
al remisse que nos llevaría a Ezeiza a tomar un vuelo a USA, para asistir al casamiento de uno
de mis hermanos.
Fue muy grata mi sorpresa al ver que el remissero, Freddy, el cual venía recomendado
por un amigo, no sólo tomó rápidamente nuestras valijas y las acomodó metódicamente en el
baúl de su impecable vehículo, sino que también se hizo el tiempo de abrirle la puerta a
Yanina, mi mujer, y a mí.
Apenas subimos al auto, Freddy comenzó un breve pero preciso interrogatorio que al
principio no entendí mucho, pero que terminó sorprendiéndome gratamente. “Tienen los
pasajes a mano?”, “traen los pasaportes”, etc., etc.
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